A menudo notamos como el estrés y las presiones del día a día pueden mermar en gran medida o, incluso por completo, nuestro potencial o nuestra capacidad de llevar a cabo cualquier actividad. También llega a afectar a nuestra calma o nuestro descanso. A continuación, hablamos sobre cómo gestionar la inteligencia emocional para conseguir canalizar esas tensiones cotidianas.
Las emociones forman parte de nuestra vida y de lo que somos. Por este motivo, saber regularlas resulta clave a la hora de afrontar nuestra realidad.
Las personas tenemos aproximadamente unos 6.000 pensamientos cada día, gran parte de ellos se repiten al día siguiente y muchos la semana siguiente… Aprender a cambiar actitudes y a pensar de forma distinta ante cualquier situación, idea o persona no es fácil pero sí importante para nuestra salud.
Técnicas para gestionar la inteligencia emocional
Lo más recomendado es enfocar la gestión emocional de forma multidimensional, de manera que tanto lo fisiológico como lo cognitivo o lo conductual actúen en armonía y con un sólo propósito: mejorar nuestro enfoque mental para alcanzar la calma y el bienestar.
Partiremos de la base de que no podemos controlar todo aquello que acontece en nuestro entorno, sin embargo, sí hay cosas que están bajo nuestro control. Veamos algunas técnicas eficaces para la gestión emocional:
- Llegar tarde a cualquier sitio (ya sea al trabajo, a una cita o a cualquier evento) hace que empecemos con mal pie esa situación en concreto, nos genera malestar, ansiedad… ¡Haz las cosas con tiempo! Por ejemplo: levántate antes, arréglate con calma y llega al trabajo con tiempo de sobra, comprobarás cómo influye en tu mente la manera de empezar el día.
- Evita compromisos innecesarios que sólo provocan situaciones de gran tensión. ¡No! No se puede quedar bien con todo el mundo y aunque resulta difícil eludir las comidas familiares, por ejemplo (sobre todo si existe algún conflicto con algún miembro), intenta proponer otro tipo de plan, alguna otra opción más llevadera y fácil para todos.
- Procura no centrarte en lo negativo, ¡todo tiene su parte positiva! Y si no es así, seguro que hay otra forma de enfocarlo. Te puede preocupar un viaje en avión que vas a realizar próximamente, piensas en ello constantemente por el miedo que te genera aunque no hayas volado nunca. Y es que cuando vemos en el periódico un accidente de avión, verdaderamente es una catástrofe. Pero, ¿por qué no piensas en que en realidad es una de las formas más seguras de viajar?
- Visualiza tu futuro de la forma más optimista. Una de las cosas que más nos inquieta hoy es pensar qué pasará mañana, con nuestra vida en general, con nuestra pareja, en el trabajo… Vive el presente y piensa en el futuro haciendo uso de la reafirmación, valorando tus virtudes y tus éxitos del pasado, ¡confía en ti!
- Gestiona las preocupaciones en momentos concretos del día, fomenta tu autocontrol. Porque está claro que no se pueden evitar y que, además, debemos solucionar nuestros problemas, pero el truco está en no dejar que acaparen nuestra mente durante todo el día. Busca un momento para pensar en la preocupación o en el problema y a la vez en la solución. Si no encuentras esta última en ese momento, tendrás que posponer ese pensamiento para no entrar en un laberinto sin sentido que sólo te desgastará emocionalmente.
Terapia para gestionar las emociones
Lo más importante que debes tener en cuenta es que la gestión emocional es algo personal. No todo vale para todo el mundo, sino que cada uno debemos encontrar nuestras propias técnicas. La meditación, por ejemplo, es una manera muy utilizada para alcanzar la paz interior. Sin embargo, no todo el mundo consigue aprender a meditar a ese nivel o simplemente no le funciona como esperaba.
Aprende a desplazar tu mirada hacia tu interior, eludiendo el entorno y su complejidad. Aprende a cuidarte y a escucharte a ti mismo/a para alcanzar el equilibrio y saber manejar tu inteligencia emocional.
Como especialistas en gestionar la inteligencia emocional podemos ayudarte de forma profesional a controlar tus pensamientos y emociones.
¡Gracias por leer este artículo!
