Tras las vacaciones, toca recuperar rutinas familiares, hábitos y volver de nuevo a unos horarios mucho más rígidos de los que se han venido dando hasta ahora. El mes de septiembre está a la vuelta de la esquina. Los adultos se han de ir concienciando del regreso a la vida laboral, mientras que los niños afrontarán el regreso a las aulas educativas.
| ¿Cómo podemos recuperar la “normalidad´´ para que los más pequeños lo asimilen de la mejor forma posible?
Es idóneo establecer un período de adaptación para que el cambio no sea demasiado brusco para los niños y se establezcan de nuevo las rutinas familiares que anteriormente venían llevándose a cabo. Dos semanas antes iremos implementando los horarios rutinarios que ya teníamos establecidos antes de empezar el período vacacional. Estos son los horarios de comida o de diversión. Solo hemos de recordar cuáles eran, y cómo ya son rutinas aprendidas, no tardarán mucho tiempo en volver a integrarlas.
Como todo cambio implica adaptación, es conveniente no hacer muchos cambios de golpe pues puede generar problemas para el niño asique lo haremos de uno en uno, dependiendo de cómo sea la capacidad de adaptabilidad del niño introduciremos dos cómo máximo. Además de forma progresiva a ser posible y, a su vez, establecer un orden de prioridades. El grado de importancia influye ya que unos hábitos son más importantes que otros como son el sueño o las horas de comidas.
- Horario de descanso, es decir, la hora de ir a la cama. Es necesario que los niños se duerman pronto. A esto se le suma su ritual anterior de ponerse el pijama, un baño, un cuento. Repetir todos los días a la misma hora para que se acostumbren de nuevo.
- Hora de levantarse como segunda prioridad puesto que si se acuestan pronto no les costará tanto madrugar. Dormir una media de 10 a 12 horas para un niño es imprescindible sino al día siguiente no rinden. Adelantamos todos los días 10 minutos el despertador hasta llegar al horario oportuno al igual que el resto de horarios de las demás actividades.
- Hora de comida. Durante el verano es muy probable que todos los hábitos de comida hayan cambiado. Al ser fáciles de integrar lo haremos de golpe. Esto implica tener claro el lugar donde se come, el tiempo de duración de la comida, pasos previos como lavarse las manos, o el menú correspondiente.
| ¿Por qué es importante anticipar a los niños a los cambios y establecer rutinas familiares?
Anticipar sirve para avisar a los niños y a los adultos sobre los cambios de una actividad, ya bien sea, iniciar, terminar o introducir cosas nuevas. Poner límites de forma respetuosa sin imponer autoridad y control ayuda a frenar el temor y la frustración. Tanto los más pequeños como los adultos obtienen grandes beneficios. Por tanto es fundamental preparar a los niños de lo que va a venir ya que estos se interesan vivamente por todo lo que forma parte de su vida. Explicarles el motivo de porqué se hacen las cosas es como un neutralizador, para no caer en el error de hacerles sentir mal emocionalmente. Recordar todo el tiempo que falta poco para que empiecen las clases no es lo correcto sino hacerlo con naturalidad y entusiasmo.
El cambio laboral y la rutina familiar implica realmente un problema para los niños. Los padres establecen su rutina laboral y la falta de tiempo les complica a la hora de disfrutar con sus hijos. Siempre hay que intentar dedicarles tiempo de calidad ya bien sea recuperando viejos hábitos como ir con ellos al parque o leer con ellos un cuento.
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