Sentir inseguridad cuando hemos de enfrentarnos a situaciones nuevas o algún reto es algo normal. Cuánto más nos acostumbremos a experimentar situaciones de este tipo adquiriremos mayor seguridad hasta llegar a ser expertos en el asunto.
En el síndrome del impostor esto no ocurre. Aunque la persona esté realmente preparada en una materia determinada, tenga enormes logros y sea venerada por su entorno, gracias a su forma de resolver problemas, siente una inseguridad excesiva.
Las personas que padecen el síndrome del impostor sienten que sus propios logros son consecuencia de un golpe de suerte y no de su inteligencia. Sienten que estafan a las demás personas, tal como lo haría un impostor.
El término fue utilizado por primera vez por las psicólogas, Pauline Clance y Suzanne Imes. Alude a un trastorno psicológico que hace que la persona que lo padece cuestione sus propios éxitos y capacidades. Siente duda y desvalorización de su propio trabajo.
“La victoria y el fracaso son dos impostores, y hay que recibirlos con idéntica serenidad y con saludable punto de desdén”
-Rudyard Kipling-
La gente que sufre este síndrome tiene un desgaste psíquico con niveles de ansiedad muy elevados.
¿Y por qué ocurre?
| Causas del síndrome del impostor
En el campo de investigación se considera que el síndrome del impostor está relacionado con actitudes que aparecen en núcleos familiares.
La doctora Valeria Young indica que este trastorno tiene dos niveles. El temporal, que desaparece con el tiempo, y el que empeora, llegando a creer que cualquier otra persona va a descubrir su verdadera identidad. A su vez expone varios factores que explican porqué una persona se siente fracasada.
- Estructura familiar. Durante la niñez y la adolescencia se generan creencias en función de las experiencias que vivimos. Aunque no lo creas, influyen directamente en los pensamientos que tenemos a diario. La presión ejercida por los padres para sacar mejores notas o comparaciones con otras personas que fuesen o parecieran más inteligentes, son claros ejemplos que afirman la creencia de que tu trabajo no sea lo suficientemente bueno. Pensar que `no vales´genera un sentimiento de culpa.
- Estereotipos sexuales. En la actualidad, el hombre siempre ha adquirido un rol de éxito profesional mientras que la mujer siempre se ha visto como una fracasada. Sobrecargada por presión social, a su vez. Por tanto, la necesidad de que ésta tenga que adquirir más roles que el hombre.
- Diferencias salariales. La mujer siempre ha sufrido la diferencia salariar con respecto al sexo masculino. La consecuencia de esta situación es que al no tener una compensación económica justa, la tendencia es sentirse incompetente al no ser compensados.
- Personas muy perfeccionistas y autoexigentes consigo mismas. Se ponen metas tan altas que no pueden alcanzar y por eso sienten que no son capaces de lograr algo, aunque sean competentes y buenas. Distorsionan la realidad. Por tanto son personas con autoestima baja, muchas veces reforzada por envidias de terceros y comentarios despectivos.
| Los síntomas del síndrome del impostor
A veces este trastorno se confunde con una excesiva modestia. Sin embargo, quien padece el síndrome del impostor experimenta un disgusto psíquico y emocional al momento de obtener un reconocimiento.
- La persona experimenta poca confianza en sí misma, en el ámbito escolar y laboral. Creen que sus logros son por cuestiones del azar y no por sus propias capacidades.
- No creen en sus habilidades. Siempre tienden a achacar que algo ha sido fácil antes de asumir sus cualidades y virtudes.
- Sienten miedo tras pensar que engañan a los demás. Sus logros son casualidades y no por propio merecimiento.
- Tienen expectativas de fracaso tras pensar que no van a lograr algo y que todo saldrá mal.
| ¿Cómo superar el síndrome del impostor?
El síndrome del impostor está muy presente en psicoterapia. Cada vez son más las personas que se sienten y piensan así. Para superar el síndrome del impostor el primer paso es creer en uno mismo. Conocer nuestras limitaciones, virtudes y defectos. Saber que es necesario equivocarse para aprender y mejorar.
A partir de ahí, es necesario aprender a valorar todo lo que hagamos y disfrutar de todos y cada uno de nuestros logros por pequeños que sean.
Las personas que padecen de este síndrome tienden a postergar tareas por temor a fallar. Nunca están satisfechas con su trabajo y esto se convierte en desmotivación, en ansiedad o depresión respecto a las tareas que han de resolver.
Aunque es complicado dejar de tener esta sensación se puede mitigar con algunos ejercicios prácticos:
- Haz una lista de tus puntos fuertes para tener cada vez más presentes tus virtudes y lo que aportas en tu día a día. Si no eres capaz de hacerla, pregunta a personas cercanas sobre qué habilidades o cualidades, ya que probablemente tú las infravaloras.
- Acepta que la perfección no existe ya que es necesario cometer errores, para evolucionar y mejorar.
- Presta atención a cómo te hablas a ti mismo. Hacer una autoevaluación de los pensamientos positivos o negativos para conseguir ver si alguno te autosabotea en lugar de hacer que mejore tu desarrollo personal. Posteriormente, sustituirlos por pensamientos constructivos.
Si sientes que estás sufriendo el síndrome del impostor o algo parecido, debes saber que hay maneras para solucionarlo. Ponte en contacto con Tupsicoterapiamadrid. Nosotras te ayudaremos.
¡Gracias por leerme!